En Pellegrini
Aveces me pierdo en la espesura del monte
aveces me llama el agua del mar
y vuelo hasta el cielo con alas prestadas
para zambullirme y allí reposar.
Me veo a lo lejos remando en el río
me siento corsuela en la soledad
me agita el chasguido arritmado de espuelas
y el pecho me estalla en un sapucay
Me silva en el viento, el canto de aves.
Me serena en silencio la laguna Iberá
y en gestos sonrientes, ricos de ensueños,
los niños comparten su sinceridad.
Me miran tímidos, callados, tranquilos;
me cuentan historias sobre el lobizón;
me regalan pedacitos de toda su vida
de lo que sucede en el Iberá.
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